domingo, 18 de noviembre de 2007

There will be no peace by Auden

THERE WILL BE NO PEACE

Though mild clear weather
Smile again on the shire of your esteem
And its colours come back, the storm has changed you:
You will not forget, ever,
The darkness blotting out hope, the gale
Prophesying your downfall.

You must live with your knowledge.
Way back, beyond, outside of you are others,
In moonless absences you never heard of,
Who have certainly heard of you,
Beings of unknown number and gender:
And they do not like you.

What have you done to them?
Nothing? Nothing is not an answer:
You will come to believe –how can you help it?-
That you didk you did do something;
You will find yourself wishing you could make them laugh,
You will long for their friendship.

There will be no peace.
Fight back, then, with sich courage as you have
And every unchivalrous dodge you know of,
Clear in your conscience on this:
Their cause, if they had one, is nothing to them now;
They hate for hate’s sake.


W. H. Auden

BLANCO

Hoy quiero compartir con quien me quiera leer algunas historias que escribi hce mucho tiempo pero que no pierden el sentido. esta historia tiene una moraleja y cada uno la sabrá ver.

Blanco. Blanco y azul. Un blanco inmaculado que resaltaba su piel oscura. Y un azul cielo que le recordaba a ese cielo primaveral cuando el sol aún no calentaba demasiado, por la mañana.

Esa camiseta se la había visto puesta en otras dos ocasiones: parecía lycra, pero no estaba seguro, no lo podía estar. Y ese pantalón nuevo. O tal vez lo Había llevado alguna vez cuando salía con sus amigos; o con su novio... sí, novio; quizá tenía novio. O no. No podía saberlo. ¿Cómo iba a saberlo? La veía cada día, al ir y al volver de la facultad. Cada día. A veces sola, a veces acompañada de algún amigo o a miga. Pero siempre con esa expresión de seguridad y felicidad. Con paso firme. Y ese halo que la envolvía y que la hacía aún más bella. Así es como la veía.

La había descubierto hacía ya unos meses. Él llegaba tarde a la cafetería en la que trabaja y desde donde la había visto pasar desde aquel día. Iba corriendo, sin mirar a nadie. Y chocó con esa chica que doblaba la esquina con unos libros en la mano. Todas las hojas y libros cayeron al suelo. Ni se fijó en ella; se agachó automáticamente para recoger lo que había caído a la vez que ella también se inclinaba y le pidió perdón. Entonces, la chica le sonrió y le dijo “No te preocupes, yo también iba distraída... Esto me pasa por no llevar una carpeta o un bolso”. Fue en ese momento, mientras ella se mostraba así de agradable, cuando la miró a los ojos y se fijó en ella. Y le pareció guapa, guapísima. Su pelo era largo y negro, negrísimo, tanto que podría haber dicho que nunca había visto un pelo tan oscuro. Sus ojos y su sonrisa mostraban que era feliz o que al menos procuraba serlo; sus ojos marrones sonreían aún más que sus labios, que eran carnosos, pero no en exceso. Tal y como habría dicho aquel poeta, o aquel cronista de sociedad (nunca se sabe), la belleza de ébano más bella de cuantas había podido ver en su vida, su larga vida, el mundo.


Sí, tal vez exageraba. Pero, ¿acaso no exageran todos los enamorados al describir a su amada? Él también podía hacerlo. Si para los demás esa chica era guapa, para él lo era aún más.

Y desde aquel día la observaba cada mañana y cada tarde, cuando iba a la facultad de Químicas que había dos calles más abajo, y cuando volvía. Poco antes de las ocho de la mañana (parecía ser puntual siempre), él no atendía a ningún cliente. La miraba pasar y ya era feliz. Siempre con una llama en la mirada, que no era más que la felicidad, la seguridad en sí misma. O eso pensaba él.

Unos días con sus tejanos gastados y una camisa blanca o azul, y otros con una ropa mucho más elegante. Pero siempre igual de guapa. No podía haber un ser sobre la tierra más bello que ella.

Y una mañana la vio acercarse a la puerta de la cafetería, iba con una amiga suya, ya la había visto alguna vez con ella. Ambas se acercaban. ¿Qué hacía? Por fin había llegado el momento en el que él debía atreverse a hablar con ella, y tenía miedo, estaba nerviosísimo. Y de repente se le ocurrió que qué hacía un simple camarero con una chica que estudiaba en la universidad, que pertenecía a un mundo distinto, más culto. Él era poco para ella. Sin duda. Por eso, cuando las dos amigas se sentaron, él se limitó a servirles dos cortados. Después de eso, se marcharon.
- Lo siento, Nadja... Lo hemos intentado.
- Ya... ya he visto que no tiene mucho interés por mí, sino me hubiera hablado más. No habría sido tan borde... ¡Qué rabia!
- Eso te pasa por hacerte ilusiones, tía... Yo no me levantaba antes para ver a un tío ni loca... Ni daba una vuelta tan tonta...
- Bueno, mañana última oportunidad. Me pondré mi camiseta blanca y ese pantalón azul tan bonito. Si pasa algo, bien, sino no volveré a pasar por aquí más.

Y ese día, ella se puso “sus mejores galas”, con la ilusión de que ese chico alto y guapo le dijese algo, y él la observó, la admiró, como siempre. Inmóvil, camuflado por la barra. Como cada mañana. Pero al día siguiente no la vio. Ni tampoco al siguiente...





viernes, 9 de noviembre de 2007

hacerse mayor

Hay momentos en los que una aún se siente una niña, aún cree que es una de esas adolescentes que meten grititos histéricos en el metro al ver a alguien mirarlas (si es un chico, pueden llegar a desmayarse). Pero justo en el momento en que interpreta como ridícula su actitud, como poco más que de chica de vida alegre (i.e. putón verbenero) su vestimenta y al mirarlas siente cierta nostalgia en esa unión que muestran entre ellas, una se da cuenta de que no es una de ellas. YA NO! Y entonces, al darse cuenta, una no sabe por cual de los dos sentimientos que la ocupan decantarse: si por la nostalgia de tiempos pasados, que siempre parecen mejores, o si por el alivio de no ser tan sumamente ridicula a ojos de los adultos.... ALARMA: he dicho "adultos". Eso significa que.... ¡yo soy adulta! ALARMA, ALARMA, ALARMA.

Pues sí, porque debo admitir que al abrir La Vanguardia en la sobremesa cada día, la conversación entre la juventud de mi oficina, es decir, aquellos que somos producto de los finales de los 70 y los muy principios de los 80, analizamos a los adoelscentes de hoy en día y criticamos dejando títere sin cabeza a éstos. Parecen ya no seres de otra generación sino de otro mundo. Y seguramente los que nacieron en los 90 sean de otro mundo, sino recordad ese e-mail que dio tantas vueltas sobre la supervivencia de los que ahora estamos en la cuesta abajo hacia los 30 si es que no los tenemos ya yendo a parques hechos de hierro, bebiendo de fuentes públicas, jugando en la calle y sin un proteccionismo enfermizo. Pero la frase que determinó la conversación de ayer sobre estos temas la dijo Sonia Peña: seguro que detrás de ese tanga que se ve porque los pantalones apenas llegan a la cadera, de ese rimel y hasta de estos tacones a una edad en que nosotros aún estábamos despertándonos, hay también una chica que sabe tanto o menos que nosotras a su edad y que no sabría que hacer si un chico le dijera ciertas cosas.

Puede ser.... Ya, ya sé que no, pero dejadnos soñar, sobre todo cuando todos hablan de niños, de los ya nacidos o de los que nacerán. Cuando uno es adulto (SOS), solo le queda ser inocente como un niño.

domingo, 4 de noviembre de 2007

me tengo que poner las pilas

1. con la tesina (¿¿¡q demonios voy a hacer!??)
2. con Anna, que ha empezado a currar y ni me he acordado de preguntarle qué tal hasta que he visto en su blog que había empezado....
3. con los de Bath. No hablo con nadie más de cuatro frases desde hace siglos (a ver si subo a esas Midlands con la miicmiic...)
4. con la bici: hoy casi muero por una hora de bici a ritmo dominguero!
5. con el blog... apenas escribo ya entre poco tiempo, poco que contar y averías varias
6. con mis amigos, que apenas los veo :(
En fin, que debo dejar de ser tan vaga....
1. A ver si mañana que tengo un día ultra mega light en el curro, pienso algo de esto....
2. Luego la llamaré, a ver qué tal su experiencia en la primera semana, con día de fiesta incluido aunque sin puente (yo tampoco!)
3. Les hablaré cada vez que me los encuentre por el messenger, me plantearé hacer visitas reales (con el tiempo que me deje la tesina) y todas esas cosas, porque I MISS THEM
4. Los sábados y domingos me pillaré la bici aunque sea un ratito corto
5. Intentaré tener una vida más interesante o meditar más para escribir aquí
6. A ver si hacemos algo....
Con esto y un bizcocho.... HASTA MAÑANA A LAS OCHO
Hoy suena: la puerta de mi casa a las 16.30! jajajja
Porque: ¡es la hora de la siesta!
;)